Nueva Palmira, una linda tarde de invierno. Al otro día sin falta debo ir a Paysandú. Me dirijo a la agencia Chadre (que, además, nuclea los servicios delas empresas Klüver e Intertur). Una señora de muy poco humor me informa que el único servicio disponible el día siguiente, a las cuatro de la tarde, ya no tiene asientos libres. Más tarde me entero que, debido a que ese día era víspera de un feriado largo, el número de pasajeros hacia todo el interior se multiplicaba. Chadre en lugar de multiplicar los coches, prefería estrujar a los pasajeros en el mismo vehículo habitual. Debido a la urgencia me resigno, aunque me habían dicho que el viaje era largo y con paradas. Saco pasaje. Esa noche, un conocido local me advierte de mi error. Lo que cualquier palmirense avivado hubiera hecho es sacar pasaje hasta Mercedes, y allí tomar uno de los múltiples servicios que partían hacia Paysandú. ¿Y el pasaje que ya tenía? ¡Te lo cambian, seguro!, dijo mi informante. A la mañana siguiente vuelvo a la agencia. Un señor de lentes(Callero, el encargado, supe luego) me vende un pasaje hasta Dolores.¿Por qué Dolores?, le pregunto. El coche que pasa por acá va hasta Dolores, me aclara. Pero yo voy a Mercedes. Casi siempre sigue el mismo, me aclara. ¿Cómo casi siempre?, le pregunto. ¿Y si no sigue? Casi siempre sigue. ¿Y sino sigue? Casi siempre sigue. Como el diálogo parecía estancado, le planteo lo de la devolución del pasaje a Paysandú. Se lo entrego, se acomoda los lentes y lo estudia.Tuerce la boca en una mueca de contrariedad. Ah no, mire, no va a poder ser, me dice. No se lo voy a poder cambiar porque no está la persona que se lo vendió (la rubia poco amable, que según consta en el pasaje se apellida Mallorca, en efecto, no está).
Pregunto a qué hora llega. Hoy no llega. Y el señor de lentes no tiene la clave (alguna clave) de esta señora rubia.
Pregunto a qué hora llega. Hoy no llega. Y el señor de lentes no tiene la clave (alguna clave) de esta señora rubia.
¿Y cuándo puedo cambiarlo, entonces?, pregunto. Y, no sé, cuando ella venga, mañana, me dice.
Pero yo me voy a Paysandú hoy mismo, le recuerdo.
Ah, no se preocupe, el pasaje le sirve por 60 días.
Trato de explicarle que, siendo de Montevideo, ir de Nueva Palmira a Paysandú no es un hecho habitual ni en 60 días ni nunca.
Ah, entonces no sé. Se lo puedo cambiar mañana…
Empiezo a decirle que me iba a Paysandú, pero me doy cuenta de que probablemente sea inútil. Una vez fuera y respirando aire fresco, decido buscar un poco de sentido común en Montevideo. Ahí seguramente me van a poder resolver el problema. Llamo al 1717, y me atiende un amable empleado.
Buen día, mire, en este momento estoy en Nueva Palmira, y tengo el siguiente problema con un pasaje que compré… Le detallo la situación. ¿Pero usted está en Nueva Palmira?, me pregunta. Sí, claro. ¿Y sacó pasaje para Paysandú y lo quiere devolver? Exactamente, como acabo de explicar. Entonces lo que tiene que hacer es ir a la agencia y devolverlo. Es lo que traté de hacer, digo. ¿Y entonces?, me dice. Un señor me dice que no me lo puede devolver porque no tiene la clave de quien me lo vendió, explico.
El atento empleado duda un momento, y desaparece unos minutos. Espero. Al regresar me dice que sí, que tengo que devolver el pasaje, que me dan el dinero sin problemas.
Por un momento me quedo sin palabras. Traté, le digo, pero un señor me dijo que… etc Ah, dice él. ¿Cómo puedo hacer, entonces?, digo yo. ¿Le dijeron que el pasaje tiene validez por más tiempo?, me avisa. Si, 60 días, pero yo no soy de Nueva Palmira, no voy nunca a Paysandú, no es… 60 días no, seis meses, me interrumpe. No, le digo, nunca más voy a ir de Nueva Palmira a Paysandú, ni en 60 días ni en seis meses. Nunca.",
Bueno, dice, no sé cómo trabajan en la agencia de ahí, pero tendrían que devolvérselo. ¿Y entonces qué hago con el pasaje? ¿Cómo lo devuelvo?, le pregunto,casi desesperado. Duda un momento. Bueno, podría traerlo por acá… ¿Por ahí? ¿Por Montevideo? Claro, y en el mostrador le devolvemos… Mi silencio esta vez duró bastante. Estoy en Nueva Palmira le digo, un poco seco de más. En un rato salgo a Paysandú. Ah, claro, me dice. En definitiva, fui a Dolores, de ahí a Mercedes en un ómnibus lleno de maestras, y desde allí, luego de una espera de cuatro horas (los muchos servicios que decía mi asesor eran uno de mañana y otro al anochecer), hacia Paysandú. Me llevó nueve horas atravesar Soriano, pero viajé sentado todo el trayecto. ¿El pasaje de Chadre? Acá, en el escritorio. Nunca se sabe, de acá a seis meses pueden pasar muchas cosas. A lomejor hasta me sirve para algo y todo.
Bueno, dice, no sé cómo trabajan en la agencia de ahí, pero tendrían que devolvérselo. ¿Y entonces qué hago con el pasaje? ¿Cómo lo devuelvo?, le pregunto,casi desesperado. Duda un momento. Bueno, podría traerlo por acá… ¿Por ahí? ¿Por Montevideo? Claro, y en el mostrador le devolvemos… Mi silencio esta vez duró bastante. Estoy en Nueva Palmira le digo, un poco seco de más. En un rato salgo a Paysandú. Ah, claro, me dice. En definitiva, fui a Dolores, de ahí a Mercedes en un ómnibus lleno de maestras, y desde allí, luego de una espera de cuatro horas (los muchos servicios que decía mi asesor eran uno de mañana y otro al anochecer), hacia Paysandú. Me llevó nueve horas atravesar Soriano, pero viajé sentado todo el trayecto. ¿El pasaje de Chadre? Acá, en el escritorio. Nunca se sabe, de acá a seis meses pueden pasar muchas cosas. A lomejor hasta me sirve para algo y todo.
1 comentario:
y por qué era tan importante viajar?
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