martes, 22 de abril de 2008

Miren que son pagos lindos, los de la quinta sección…


…cantaban Los Olimareños, y la verdad que no le erraron en nada.
El pasado fin de semana, 19 y 20 de abril, estuvimos en la 5ª Trilla de los cuervos, es una actividad realizada por la intendencia de Treinta y tres, que consta de una caminata de unos 28 kilómetros aproximadamente.
Salimos el sábado 19 desde Montevideo, a la una de la mañana rumbo a la ciudad de Treinta y tres, en el mismo ómnibus llegamos 6 personas que íbamos para lo mismo. A las 7 de la mañana estábamos en la oficina de turismo para terminar de llenar los formularios de inscripción y terminar de conformar el “plantel” que realizaríamos dicho travesía. Había gente de todo el Uruguay (Treinta y tres, Cerro Largo, Montevideo, Canelones, Colonia y Soriano). Aproximadamente 7.30 hs partimos en ómnibus para la escuela rural Nº 3 de Isla Patrulla (quinta sección), ahí desayunamos (unos pasteles fritos de crema, es – pec – cu – la – res). En dicho escuela fue maestro-director Ruben Lena, también conocido como el tercer Olimareño, ya que fue quien compuso gran cantidad de las letras que después cantaron el Pepe y Braulio. Alrededor de las 8 de la mañana empezó oficialmente la caminata, después de haber recorrido unos 500 metros, casi fuimos atropellados por una tropilla de terneros, fue todo un espectáculo ver como los perros ayudaban a los troperos “de acaballo”.
Pasamos por el Rincón de los Matreros, y después de unas tres horas y media de caminata (con varias paradas técnicas de algunos minutos, para descansar o esperar que el grupo de reagrupara) llegamos al Paso de la carbonería en el arroyo Yerbal grande. Ahí hicimos una presentación formal entre todos los participantes (mas allá de que ya habíamos venido conversando entre todos de donde veníamos, que hacíamos, etc.). En ese lugar almorzamos, y a las 2 de la tarde partimos rumbo al hostal cañada del brujo, propiedad de Pablo Rado, que es uno de los organizadores de la trilla. En este trayecto se ven paisajes increíbles!!! es la parte mas dura de la trilla pero la que mas se disfruta, ver los cerros, su naturaleza, y la vista es impresionante. Una vez en el hostal empezamos por pegarnos un bañito (que fue ultra polaco) y empezar a acomodar todos los petates para la hora de dormir. Una vez que quedo todo pronto, nos fuimos para el fondo donde ya estaba la olla en el fuego para el guiso. Y empezó la guitarreada, con gran actuación de Sergio, y como no podía ser de otra manera, con temas de Los Olimareños y todo el folclore nacional, hasta que llego el turno de las payadas de Pablo y las payasadas de Mª Elia.
Tempranito a dormir, porque al otro día nos esperaba otro día de caminatas, mas allá que el día mas duro ya había pasado.
El domingo nos levantamos a las 7, arrancamos con un buen desayuno y nuevamente al trillo, rumbo a la Cañada del Brujo, una especie de catarata con agua súper transparente que cae desde un cerro. Según cuenta la leyenda el Brujo era un curandero de origen charrua que vivía en la zona, sabio conocedor de las propiedades curativas de la flora y aguas de la zona, al recurrían tanto indios, gauchos y hacendados de la zona para sanar sus males tanto corporales como espirituales. A esta cañada bajamos en dos grupos, por tanto mientras esperábamos la venida del otro grupo, pudimos compartir muchas experiencias con los demás participantes.
Una que estaba el grupo completo, partimos hacia la quebrada de los cuervos, área natural protegida, con una garganta de mas de 100 metros de profundidad, monte donde predominan, el guayabo colorado, la palma pindó, el laurel negro y otras varias especies autóctonas (aprendimos todo esto gracias a Glever, funcionario municipal, guía de la quebrada que hizo todo el camino con nosotros). Antes de llegar pasamos por el asentamiento de los guaraníes, una familia de indios que se vino a vivir a este lugar, por el momento están viviendo de la plantación de yerba mate. Es un lugar realmente impresionante, donde hay un camino marcado para poder dar una vuelta completa a la quebrada (incluye dos bajadas y dos subidas). La primer parte (la más turística) es por un muelle de madera hasta llegar al mirador, después empieza la primer bajada, que es por una “escalera” de piedra con una soga para ir agarrándose y no hacer la bajada mas rápida del mundo y terminar en el arroyo.
Después de una caminata de unos 10 minutos por la parte baja la garganta se llega a un arroyito que fue el mejor lugar donde estuvimos (NdeR: el gil no llevo short y no se pudo bañar!!) después de unos minutos (NdeR: mientras el gil que no había llevado short miraba como los que si habían llevado short se bañaban) partimos para hacer el resto del recorrido, una subida bastante brava, por partes bastante empinadas, donde increíblemente siempre aparecía una liana, un tronco o algo que te daba “una mano” para poder seguir escalando, una vez en la parte alta, el camino se hacia mas fácil, había un trillo bien fácil de seguir, muy bien señalizado (con las mismas flechas que usan en la vía publica) y sin tanta complicación. En el ultimo ascenso se pasa por el rincón de los helechos, ahí mas de una doña quiso manotear y llevarse una para la casa, pero esta totalmente prohibido, las multas son de unas 10 UR, si mal no recuerdo.
En la parte final como nos habíamos separado de los guías la gente al no encontrar la salida se empezó a poner un poco nerviosa, pero seguimos el camino, pasamos los tres o cuatros y llegamos sanos y salvos.
La verdad que una experiencia muy buena, todo aquel que se quiera sumar en el mes de noviembre se realizara otra, así que si quieren participar pueden informarse por la web de la IMTT

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